jueves, 11 de diciembre de 2008

Poesía eres tú, revisitado

Hasta donde sé, Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) nunca fue profesor de señoritas.

Pero cada vez que cae este poema en mis manos, no puedo dejar de imaginarme la escena, entre morbosa y rabiverde, que debió haber dado lugar a este cuarteto que todos nos deberíamos saber de memoria, por lo menos como salida fácil a una respuesta difícil.

La escena en mi mente cochambrosa es ésta:

La campana anunció el final de la clase de literatura y el inicio del recreo, y el maestro se ha quedado un momento más en el salón para recoger los libros y anotaciones que empleó para su materia.

Él es calvo incipiente, con canas sobre las sienes, cuarentón, probablemente divorciado.
Bebedor social los fines de semana con sus amigos, pasa sus ratos libres en la soledad de su casa intentando escribir sonetos.

Sabe que ha subido de peso, sabe que tiene que dejar de fumar y que empezar a hacer ejercicio.
Sabe que de seguir así pronto no tendrá ya remedio; sin embargo la desidia le gana siempre, y prefiere dejar tamañas decisiones para el día de mañana.

De pronto, una voz melodiosa le hace darse cuenta de que no está solo; es la voz dulce de una alumna que también ha permanecido en el salón y que se le ha aproximado con cierta timidez.
La presencia virginal lo extrae de sus cavilaciones y lo sume en un ensueño, cuando le pregunta:

--Oiga, profesor: ¿qué es poesía?

El maestro de literatura alza entonces la mirada y ve frente a él a la joven ojiazul, sonriéndole con una mueca inocente de sus dieciséis años. Sus párpados abanican haciendo que sus ojos parezcan mariposas celestes al vuelo.

Los ojos de él, en cambio, de manera como instintiva, o más bien como lasciva, la recorren cual si dieran un lento lengüetazo: desde las calcetas blancas enrolladas encima de los tobillos, la falda a cuadros del uniforme escolar una palma por encima de las rodillas, la blusa blanca con un botón desabotonado de más, así como si casualmente.

Y luego la sonrisa, donde la punta rosada de su lengua aún no rozada despunta entre sus dientes de leche
("así debe ser la lengua de la Serpiente", piensa),
y sus mejillas con hoyuelos, ruborizadas, y los cabellos tan largos, como los de Eva (Eva la de Adán), y sus ya no tan pequeños senos, escondidos por ahí en algún lugar que se antoja investigar, y sobre todo su mirada, su mirada eléctrica, como de rayos de cobalto.

Absorto, el maestro comienza a transpirar, a imaginar imágenes, acaso a desvestirla en su mente. Le sudan las manos; su respiración cambia. Y también empieza a sentir entre las piernas que algo empieza a aumentar de dimensiones...

Y entonces, para salir del trance, esforzándose en no sonar afectado, le responde:


Qué es poesía
autor: Gustavo Adolfo Bécquer

¿Qué es poesía? --dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía... eres tú.


¿ Te gustó ? ¡ Ven y acércate suavemente a la poesía !

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