lunes, 13 de abril de 2009

María Zambrano y la razón poética

La poesía es lo único rebelde ante la esperanza de la razón. La poesía es embriaguez y sólo se embriaga el que está desesperado y no quiere dejar de estarlo. El que hace de la desesperación su forma de ser, su existencia.
MZ, en Filosofía y poesía

¿Por qué destaca María Zambrano en la alta cultura generada en idioma español en el siglo XX? Acaso demasiado simplista sería responder: “Por la poesía”. Pero acaso igualmente esta simplificación no dista mucho de ser una glosa casi completa de lo que significa o implica su visión de una razón poética de la existencia.

Lo peculiar de María Zambrano (nacida en Vélez-Málaga en 1904), es que, más que una poeta devota, fue una filósofa consumada. Y no que ella fuera una filósofa de la poesía: más bien, su pensamiento propone un enfoque poético de la vida como salida al racionalismo monolítico, insuficiente para explicar al ser.

Esta razón poética actúa antes de formularse los pensamientos, y se manifiesta en la particular manera creativa, esto es: poética, que cada uno de nosotros tenemos para formular los pensamientos que pensamos, para metaforizar en palabras propias nuestras propias percepciones.
Y así la razón poética se traduce en la particular manera en que cada quien cargamos de sentidos nuestra existencia.

Discípula dilecta de José Ortega y Gasset y amiga personal de varios de los poetas surgidos de la Generación del 27, en los años de la República Zambrano llevó una vida intelectual y académica muy activa. Pero con la derrota de su causa tras la guerra civil dio inicio en 1939 a un exilio itinerante que habría de durar 45 años.

Ciudad de México, La Habana, Morelia, San Juan de Puerto Rico. Y tras la segunda guerra mundial: París, otra vez La Habana (luego de separarse de su marido en 1948), Roma, la región jurásica de Francia, Ginebra. Finalmente regresó a España en 1984 y se instaló en Madrid, donde falleció en 1991.

Premio Príncipe de Asturias 1981, Premio Cervantes de Literatura 1988, Doctora Honoris Causa de la Universidad de Málaga, Hija Predilecta de Andalucía. Podríamos preguntarnos si el palmarés de María Zambrano fue para ella compensación suficiente para medio siglo de exilio.

Pero no era eso. Sino que tratándose (ortegaygassetianamente) de esta relevante pensadora y de su circunstancia, los poemas que escribió son pequeñas, y escasas, joyas literarias.
He aquí una de ellas.


[Gonzalo Vélez]



“El agua ensimismada…”
autora: María Zambrano

para Edison Simons

El agua ensimismada
¿piensa o sueña? El árbol que se inclina
buscando sus raíces
el horizonte, ese fuego intocado
¿se piensan o se sueñan?
El mármol fue ave alguna vez,
El oro llama;
El cristal aire o
Lágrima
¿Lloran su perdido aliento?
¿Acaso son memoria de sí mismos
y detenidos se contemplan ya para siempre?
Si tú me miras, ¿qué queda?


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