Definir lo indefinible, y antes que eso nombrar lo innombrable, parece cosa de locos.
Pero por eso se inventaron los poemas, esas cosas musicales.
Y con ellos, a los poetas, para que hubiera alguien que se rascara la cabeza pensando en el asunto.
El poeta cubano Eliseo Diego (1920-1994) intentó responder a cómo se le hace precisamente por medio del presente poema, que intenta explicar qué es un poema.
Antes digamos que Eliseo Diego fue feliz. Al menos así parece por su vida y obra. También por sus pocas pretensiones parece un poeta propicio para plantear el paradójico problema de qué es un poema, por lo que podríamos pensar a partir de su parca síntesis autobiográfica, célebre y elocuente:
Mi nombre es Eliseo Diego. Soy, de oficio, poeta, es decir: un pobre diablo a quien no le queda más remedio que escribir en renglones cortos que se llaman versos. Y lo hago no por vanidad o por el deseo de brillar, o qué sé yo, sino por necesidad, porque no me queda más remedio que escribir estas cosas que se llaman poemas.
“Pobre diablo” acaso, pero con una vida lúcida y definida y contenta. Por demás precoz: desde que tenía seis años decidió dedicar su existencia a la literatura. Participó en el grupo de la importante revista Orígenes. Tuvo buenos amigos entre sus colegas. Un matrimonio afortunado. Hijos hermosos. Escribió bastantes libros. Recibió reconocimientos internacionales y nacionales por su obra…
En 1994 falleció en Ciudad de México a causa de un infarto, a los pocos meses de haber recibido el Premio Juan Rulfo en la Feria Internacional del Libro de la ciudad de Guadalajara, México. Gabriel García Márquez lo consideró una de las máximas voces poéticas del siglo veinte.
Y así como su autodefinición, así la poesía de Eliseo Diego: sencilla y coloquial, profunda como las cosas más simples. Como un poema simple. Como este poema, con sus encabalgamientos y su cotidianidad informal, y de pronto la conclusión rotunda, que semeja a la conclusión rotunda e innombrable que nos espera a todos algún día.
[Gonzalo Vélez]
No es más
autor: Eliseo Diego
...por selva oscura...
Un poema no es más
que una conversación en la penumbra
del horno viejo, cuando ya
todos se han ido, y cruje
afuera el hondo bosque; un poema
no es más que unas palabras
que uno ha querido, y cambian
de sitio con el tiempo, y ya
no son más que una mancha,
una esperanza indecible;
un poema no es más
que la felicidad, que una conversación
en la penumbra, que todo
cuanto se ha ido, y ya
es silencio.
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viernes, 3 de julio de 2009
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