jueves, 1 de noviembre de 2012

Malabar


Malabar

A Fernando Pessoa ya le había pasado hace como cien años. Eso de las versiones múltiples de una misma persona. O sea la suya (es curioso: pessoa justamente quiere decir persona).
         No contento con ser, y acaso también sin saberse del todo, un extraordinario poeta, decidió, o le ocurrió, que varios poetas o voces poéticas se expresaran a través de él, no simultáneamente, claro, sino cada cual en su momento, pero con irrestricta autonomía y características específicas muy particulares.
         Él era, o a intervalos se veía poseído por, Fernando Pessoa, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Bernardo Soares, quienes no son propiamente seudónimos, ya que cada cual tiene su personalidad poética propia e incluso una biografía individual.
         Fernando Pessoa llamó a su crisis existencial: heterónimos.
         Yo llamo a la mía: blogs.
         Pessoa llamaba a sus heterónimos: “drama en gente”.
         Yo llamo a mi confusión: “confusión”.
         Y para descaotizar la confusión, Confucio dijo: “¡Haz blogs!”
         Entonces, confundido entre los sueños que son anhelos de vida, los sueños que soñamos todas las noches pero sólo algunas veces recordamos, y los sueños guajiros (que son una modalidad de sueños de opio), no supe en cuál de estas categorías de sueños entraba Confucio.
         Por lo pronto, Sansón Alas, como sabes, se escindió, y, dice, está por abrir un blog propio, dice, para convocar, dice, a todos los amigos del omeprazol. Es lo que dice.
         Yo no le creo nada.
         Sin embargo, por otro lado hay una parte que desde hace la mitad de mi vida ha escrito sobre arte: artes plásticas, artes visuales, artistas de mi ciudad. En una ya lejana época era una parte muy activa, escribía desenfrenadamente para secciones culturales de periódico artículos semanales sobre exposiciones y sobre los hilos negros del arte que iba descubriendo.
         De modo que esa parte dijo que por qué no publicar entonces los textos que ahora he (o ha) escrito eventualmente para catálogos de artistas o para presentaciones de libros de arte, en fin, los escritos de esa naturaleza, en otro blog.
         Uno que se llamara: A la vez arte.
         (Por simultáneo, y además porque suena como “besarte”, imagen que podría traer connotaciones subliminales según yo, ¿tú crees?)
         Sin embargo, cierto relámpago de cordura me hizo ver en un parpadeo de lucidez que este very mismo espacio que se llama 1 poeta & 1 poema por algo se llama así, y por algo en un principio tú habías acudido aquí esperando precisamente eso.
         Entonces, desde hace dos meses que lo retomamos o usurpamos, la idea es que se pareciera más a Lázaro, en el sentido de blog muerto que resucita igual a sí mismo, y que se pareciera menos a la creatura de Frankenstein, en el sentido de blog vuelto vivo con retazos disímiles cuyos mónstridos resultados en su versión más fresca temo que sean este texto destemplado que estás leyendo justo ahora.
         Mmm…
         Hay gente a la que en el momento de tomar una decisión se le aparecen por un lado un angelito y por el otro un diablito, cada cual con sus razones.
         Pero cuando volteé vi que yo tenía en un hombro un ratón cabezón y chaparro y en el otro uno con cara de lelo simpático.
         Y entonces el lelo le grita al otro de hombro a hombro a través de mis oídos: “¿Que qué es lo que vamos a hacer hoy, juar, juar?”
         Y entones el cabezón le responde también a través de mis oídos con gruñido incluido: “¡Narfff! ¡Lo mismo que hacemos siempre: ¡tratar de conquistar el mundo!!”
         [Cualquier parecido con otra cosa no es plagio, sino un homenaje pobre a otra cosa que no era sino sólo parecía o no parecía sino sólo era o si no: ¡qué de qué o qué!]
         Y entonces caí en cuenta de que faltaría otro blog más para esta voz con la que estoy tratando aquí de reírme de mí mismo…
         Y entonces, como al parecer está de moda en estos tiempos de vanidades multimillonarias en premios literarios de ferias de libro premiar a probados usurpadores de textos ajenos, y también, ¿por qué no?, para plagiar a presuntos plagiarios y obtener así cien años de perdón, que el blog de esa vox se llame escuetamente: El blog de Gonzalo Vélez.
         [Música convencional de circo para el acto del malabarista. De pronto: silencio y oscuridad. Con teatral explosión colorida aparécese de la nada el Sentido Común. Los reflectores lo iluminan.]
         Dice el Sentido Común:
         --Me preguntaba otra vez de pronto qué sentido tendría publicar cuatro blogs como si fueran los cuatro heterónimos del poeta Fernando Pessoa. ¡¿Eh?! ¡¿Acaso no es mejor: concentración en una sola obra sólida, que: dispersión en fragmentos superficiales de dudosos alcances y atesores?!
         Y no deja de tener cierta razón.
         En realidad en vez de poesía estoy haciendo de este espacio una sesión de entrenamiento a puertas abiertas, o lavando un paño de penas íntimas en un baño público.
         En realidad creo que se trata tan solo de una pingüe crisis: honda personal existencial: crisis angosta y profunda, como el rastro de un alfiler, como la cicatriz de un clavo.
 
Gonzalo  Vélez
 


 
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